La protección acústica protege a los ocupantes de un edifico contra los llamados ruidos aéreos que se originan en el exterior, en locales vecinos, también los producidos por efecto de choque. No hay que descuidar nunca la importancia de la protección acústica y no solo en los claros ejemplos de una biblioteca, teatros, etc.
En el caso de procesos industriales que generen ruido, también es interesante reducir el nivel de ruido generado y cumplir con las normativas vigentes, e incluso protegerse del ruido exterior procedente por ejemplo de un aeropuerto, estación de trenes, etc.
Para que el aislamiento sea efectivo debe cuidarse la continuidad del elemento aislante. No pueden observarse la existencia de fisuras, agrietamientos o pequeñas aperturas que hacen que el aislamiento en otros lugares resulte inútil.
Este punto tiene especial importancia en los cerramientos sobretodo, lucernarios y exutorios o aireadores. Es muy importante que estos equipos estén diseñados y fabricados para dotar de continuidad aislante, sin tornillería que atraviese la cúpula, evitando roturas del plástico debido a las dilataciones del mismo causadas por el cambio de temperaturas.
Hay que recordar que los sentidos humanos se habitúan y dejan de percibir ruidos de fondo continuos si su nivel no es muy fuerte, pero a largo plazo, la emisión constante de estos ruidos provoca molestias psicológicas inconscientes, o pérdida de capacidad de discriminación auditiva u otros inconvenientes de salud.
Por lo tanto, no debemos olvidar nunca escoger, preguntar y comparar el valor de aislamiento de los equipos. El decibel (dB) que es la unidad con la que se mide la presión sonora y nos da una idea relativa de su intensidad.
A diferencia de otras unidades de uso común como el metro, cuya magnitud varía en forma lineal, el decibel (dB) varía en forma logarítmica. Esto quiere decir que cada vez que la presión sonora aumenta 10 (dB) la intensidad del sonido se eleva a la décima potencia.
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